sábado, 17 de enero de 2015

Este enero tampoco quiero

Hoy paseaba mis silencios por el parque y me he encontrado con Javier y Sandra ataviados con lo último en ropa deportiva siendo fieles a sus propuestas típicas de este mes de enero, no he querido entorpecer su ritmo más que para desearles lo mejor en este nuevo año recién estrenado. Viéndolos tan compenetrados me he acordado de aquellos rumores en la pandilla, por aquel entonces ninguno de nosotros habría apostado por aquella relación más de cinco años, pero ahí están, compartiendo juntos hasta el derribo del colesterol acumulado en Navidad. 
De vuelta a mi absorto paseo he pensado en la cantidad de gente que me adelantaba corriendo o montada en bicicleta, la verdad es que rodeado de tanto movimiento hoy puedo declararme un fósil.
Sólo he aligerado el paso por el impulso de llegar a casa con más ganas de agotar alguna tinta en mi cuaderno, y es que para mí todos los eneros son iguales, no hay manera de comenzar uno nuevo proponiéndome retomar inglés, subir los tres pisos sin usar el ascensor, cambiar de dieta, no encender más luces de la cuenta, exhalar mi tristeza por la ventana, abrir más los ojos, mencionar más "te quiero", sonreírle al mundo, regalar abrazos en temporada baja, desterrar algunos miedos, no poner tu nombre en mis canciones favoritas, pensarte menos y olvidarte más; no, este enero tampoco quiero.