domingo, 16 de septiembre de 2012

Y tan cerca

El hilo de esta historia podría empezar aquí

Maica- Hola Carmen, ¿estás por aquí? ¡Conéctate porfa!
Carmen- ¡Por fin! ayer estuve esperando verte por aquí como una hora, ansiosa por verte conectada, y es que desde la última conexión me dejaste intrigadísima.
M- Lo siento, ayer me tocó quedarme en el trabajo unas horas más y cuando llegué vi tu mensaje pero me imaginé que ya no estarías y ahora acabo de acompañar a Álvaro a llevar su coche al mecánico; para estar más tranquila contigo lo he mandado con mi coche a hacer algunos recados.
C- Qué bien, entonces estamos solas las dos, Ramón y los niños se han ido a la bolera con mi cuñado y sobrinos, así que la tarde es nuestra.
M- Esta conversación sería genial tenerla cara a cara con un café.
C- Sí, sí, pero como por la distancia es inviable, venga, venga, escupe lo que dejamos el otro día.
M- ¿Y por dónde quieres que empiece?
C- Maica, pues por donde va a ser, por tu visita a Cádiz.
M- Madre mía Carmen, sólo nombrar Cádiz se me ponen los pelos de punta, jamás podría imaginarme que a esa distancia podría reencontrarme con aquel grupo y mucho menos con Daniel.
C- Ayyysss quieres creer que desde que me lo dijiste he estado imaginándome el momento, como me habría gustado estar ahí.
M- Pues me acordé de ti, miré a mi alrededor por si era una broma, por si detrás de ese grupo aparecíais tú, Sandra, Esther y Sara, de verdad, no podía creérmelo. Los vi aparecer mientras estábamos en un cocktel-cena-baile que organizaba el hotel. Creo que no se dieron cuenta de mi presencia, mi mesa estaba situada de tal manera que me permitía controlarlos sin que me viesen.
C- ¿Pero no te acercaste a hablar con ellos?
M- Tranquila, tranquila… Estaba tan nerviosa que necesitaba tiempo, en nuestra mesa estábamos Álvaro, su hermana y marido y otra pareja; para completar la mesa se añadieron cuatro suecos que llevaban veraneando en España seis años y se desenvolvían bastante bien con el idioma y más aún con el cachondeo. Aprovechaba que Álvaro y los demás estaban enfrascados en conversaciones y copas para observar al grupo, una enorme planta me ayudaba a no ser vista. Cuando ya habíamos tomado y comido suficiente vi que Daniel se levantaba, era momento de no perderlo de vista, mis piernas temblaban como cuando tenía 15 años Carmen. Los suecos y el resto seguían bebiendo, esta vez con chistes, yo pensando en cómo levantarme de aquella mesa sin llamar mucho la atención, seguí a Daniel con la mirada y cuando se paró en la barra pensé que era el momento de lanzarme, cogí el bolso con la intención de dirigirme al lavabo, pero mi cuñada aprovechó mi gesto para ir ella también, creí que todo se me iba al traste; al salir el destino me echó una mano, la música tenía más volumen y mi cuñado estaba esperando a su mujer justo en la salida, se la llevó a la pista, miré a mi mesa y vi que Álvaro estaba bastante emocionado con el resto, desvié mi mirada hacia la barra y…

martes, 11 de septiembre de 2012

Sin cuchillo y tenedor

El hilo de esta historia podría empezar aquí

Ramón- ¿Carmen te vienes a…?
Carmen- ¡No entiendo por qué no está conectada!
R- ¿Qué te ocurre?
C- Que no hay manera de encontrar a Maica conectada en el chat, qué raro, me dijo que hoy lo haría a la misma hora de ayer.
R- Acabarás antes si la llamas.
C- Lo haría si no se me hubiese olvidado pedirle su número de teléfono, ¡qué cabeza la mía!
R- Lo mismo se le ha olvidado.
C- No, no puede haberse olvidado, si quedamos en…
R- También puede haberle surgido algún imprevisto no sé, una avería con el coche, unas horas extras, los niños…
C- Pero qué dices, si no tiene hijos, debe haberle ocurrido algo, Maica ha sido siempre muy fiel a su palabra.
R- Bueno, no lo agraves más de lo que es, dale unos minutos, envíale un correo, no sé... Venga, vamos a dar una vuelta y de paso nos quedamos luego a cenar con los niños en el Mcdonalds.
C- Ramón sabes que odio ir al Mcdonalds.
R- Sí pero a nuestros hijos les encanta.
C- Pues deberíamos haberles hecho entender que ir a ese sitio no es comer.
R- Pero si vamos muy de vez en cuando mujer...
C- Siempre que he pisado ese restaurante es por ellos, y digo yo ¿por qué lo llaman restaurante? Si prácticamente todo lo que tienen en el menú se puede comer sin cuchillo y tenedor.
R- Venga mujer, no seas negativa, además hoy está aquí la amiga de Laura y les he prometido una cena allí. Mira, te propongo algo mejor, nos pasamos por el Mcdonalds del centro comercial para que cenen ellos, les compramos una entrada para que vean una peli en el cine y mientras, cenamos en la pizzería de al lado.
C- O sea, que ya haces los planes con tus hijos antes de consultarme a mí.
R- No te me pongas celosa a estas alturas.
C- ¿Celosa yo? ¿y por ti? Ja!! Mira, acepto el plan de la pizza, siempre será mejor que una triste ensalada de ese antro.


R- Ya que estás navegando mira la cartelera, a ver si hay alguna peli que los niños puedan ver.
C- Sí, no vaya a ser que al final el súper plan... y me toque cenar...
R- Mientras voy a ir a limpiar un poco el coche.
C- Buena idea, el coche lo está pidiendo a gritos, yo voy a seguir intentando contactar con Maica.
R- ¿Me llevo a los niños conmigo?
C- Al menos llévate a Santi que hoy está insoportable. Laura y Esther están en su habitación haciendo de modistas con sus muñecas.
R- Entonces mejor no interrumpo su momento de inspiración, me llevo a Santi, luego me pasaré a ver a mi hermano que se ha comprado una moto nueva, otra para ampliar su colección, menos mal que tienen un amplio garaje.
C- Tu hermano y sus motos, no sé como Carlota no le para los pies.
R- Mujer, ella también tiene su hobby y sus gastos, no sé qué va a hacer con tantas labores de punto de cruz.
C- Cada loco con su tema, mira, podrían ver la peli de "Tadeo Jhones", a la sesión de las 9h, eso sí, tendríamos que llegar al McDonalds a eso de las ocho y cuarto para que les de tiempo de cenar a los tres. ¡Aysss qué raro que Maica no esté por aquí conectada!
R- Son pasadas las seis ¿a las ocho y cuarto estarás lista? ¡Carmen... Carmen! ¿me escuchas?
C- ¿Qué? perdona, no te estaba escuchando, sí, sí, que luego quedamos.
R- Que sobre las ocho y cuarto estaremos en la puerta, que estéis preparadas las tres.
C- Que sí, que ya me lo has dicho dos veces, ¿te vas o no te vas?
Mira que no pedirle el número de teléfono a Maica, a ver si ahora voy a estar sin saber de ella unos cuantos años más… ¡¡no por favor!! Y esta tarde que estaba sola y podía… Venga, venga, venga… Maica, responde, que ayer nos quedamos a medias… Pero ¿qué me ocurre? estoy como una niña con zapatos nuevos, eso sí, sin ganas de pisar ese Mcdonalds. Y hablando de niñas, voy a ver qué hacen estas dos en la habitación.

Qué pasará... aquí