jueves, 27 de octubre de 2011

Intentando dibujar a E. Hopper

Abriendo un cajón han aparecido algunos dibujos y bocetos hechos por mi amiga y eso me ha hecho recordar cuando íbamos a tomar café "unas cuantas mamás" todos los viernes después de dejar los niños en el colegio, hacíamos tiempo en una cafetería cercana para volverlos a recoger, así que teníamos por delante dos horas y media para poner el mundo al revés, permanecíamos sentadas alrededor de una minúscula mesa fría de mármol donde sólo había espacio para seis tazas, un servilletero y una servilleta estampada de trazos nuevos.

jueves, 6 de octubre de 2011

Hasta siempre Steve


Nunca olvidaré la cara de todos los alumnos que allí estábamos, en aquella academia de informática, rodeados de MS Dos cuando vi por primera vez una manzana mordida de colores. Apareció un Sr. con una maleta en mano y extrajo de ella un Apple Macintosh, bueno, eso lo sé ahora, pero al extraerlo de la maleta no sabíamos qué podía ser aquello, nos imaginamos en seguida que se trataba de un ordenador por la pantalla y el teclado, pero cuando sacó el mouse no nos podíamos imaginar lo que vendría después, una increíble demostración de ese Sr, técnico de Apple. Encendió el aparato y en la luz de la pantalla blanca

domingo, 2 de octubre de 2011

Amélie, Amelia... ella y sus manos


"Querida Amelia, intento cada día no tropezarme con el recuerdo y olvidarme de todo lo que llegué a sentir a tu lado, pero es levantarme y estás todas las mañanas en cada reflejo del espejo que me observa con lástima, no hay momento del día que no recuerde tus ojos y el silencio de sus miradas, tu sonrisa y el sonido que me brindaba su gesto. Hoy escuchando aquella canción "a love so beautiful" me ha asaltado el recuerdo del primer contacto con tus manos, recuerdo cuando observaba esos largos dedos y quedaba perplejo imaginándome rozarlas un solo instante, si en aquellos momentos hubiese imaginado que ellas recorrerían unos meses más tarde mi cuerpo me habría desvanecido hasta sentado intentando escribirles una poesía. La primera vez que me fijé en ellas fue ante aquella máquina de escribir, tímida y prudente sin levantar la mirada de aquel teclado que dominabas con una velocidad inigualable, permanecías cabizbaja y concentrada, me pregunto si te diste cuenta que no te quitaba ojo, algo en aquellas manos me paralizó, acababa de llegar de hacer unas visitas y no sabía que habían incorporado nuevo personal en el departamento de administración, normal, yo por aquel entonces era un simple comerciante y poco paraba por allí. Desde el momento en que te vi intenté descubrir tu rostro pero estabas oculta tras aquella melena larga que hacía a la vez de refugio para tu timidez. Ese mismo día me prometí averiguar el nombre de la dueña de esas manos...  Amélie en tu querida Francia... Amelia en tu nuevo trabajo.
¡Nunca olvidaré tu nombre Amelia, nunca olvidaré tus manos Amélie!"